Filipenses 4:6
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.”
Seguramente te diste cuenta que estabas embarazada debido a algunos cambios o síntomas fisiológicos. Algunos de estos permanecen por la duración del primer trimestre. Algunas mujeres los sienten más fuertes o por más tiempo y otras apenas lo notan en ciertas ocasiones. Estos síntomas incluyen:
- Una pausa en la menstruación. El retraso o falta de la regla es lo que normalmente alerta a la mujer que puede estar embarazada. Las mujeres no deben tener ningún tipo de sangrado vaginal por la duración de su embarazo. De hecho, muchas mujeres no vuelven a tener una menstruación con regularidad hasta varios meses después del parto o hasta que terminan la etapa de lactancia.
- Sensibilidad en los pechos. Para muchas mujeres este es el primer síntoma del embarazo, aunque no lo relacionan con estar embarazadas. Poner algo de presión en los pechos puede causar unos dolores agudos. Puede ser especialmente notable durante los momentos íntimos sin embargo hay mujeres que les molesta hasta el roce de sus ropas interiores.
- Malestar mañanero. Las embarazadas suelen despertarse en las mañanas con mucho disgusto, náuseas e incluso vómito. Esto es debido a los cambios repentinos de las hormonas en el cuerpo. Para algunas este malestar no está limitado a las horas de la mañana, puede ocurrir en cualquier momento del día. A veces ciertos olores, imágenes o aun sólo pensar en algo grotesco puede provocar el vómito. Relacionado con esto es la acidez o reflujo, lo cuál es un dolor o ardor generalmente en el pecho debido a que aumentan los ácidos estomacales durante el embarazo. Hay muchas maneras en las que las mujeres encuentran algo de alivio de su malestar mañanero. Algunas soluciones comunes incluyen:
- Comer una galleta soda o una tostada seca antes de levantarse de la cama en las mañanas.
- Evitar comer mucho en una sola sentada. Comer meriendas pequeñas frecuentemente durante el día.
- Evitar comidas y bebidas que producen reflujo como el pepino y brócoli, el café, salsas picantes, comidas ácidas como el encurtido y el chocolate, entre otros.
- Tomar las vitaminas prenatales después de comer y con jugo natural alto en ácido cítrico como el de naranja o toronja.
- Dormir con la parte superior del cuerpo inclinada y no totalmente acostada.
- Sueño. Generalmente, las mujeres recién embarazadas sienten mucho sueño hasta el punto que necesitan dormir una siesta durante el día porque no pueden mantenerse despiertas. El cuerpo está haciendo un gran trabajo al nivel molecular, aunque no lo vemos este trabajo es duro y cansa. No se preocupe, tus energías deben de volver durante el segundo trimestre. Mientras tanto, la recomendación es descansar cuando el cuerpo te lo pide.
- Aumento de peso. El aumento de peso se vuelve más notable conforme avanza el embarazo, pero puedes notar un pequeño aumento repentino en tu peso normal al iniciar el embarazo. Es importante consumir bastante agua ya que tu cuerpo ha empezando a formar el liquido amniótico y tu útero está empezando a crecer.
- Jalones o dolores agudos en la parte baja de la espalda. Ya tus músculos están haciendo un tipo de esfuerzo nuevo para sostener el útero lo cual provoca estiramiento en los tendones de la espalda y la pelvis. Unos jalones son completamente normales durante todo el embarazo. Debes cambiar de posición y estirar o ir a caminar un rato hasta que se te pase el dolor.
- Estreñimiento. Tu cuerpo está muy ocupado en crear un ambiente seguro para incubar a tu bebé por lo tanto desvía energías de funciones no críticas como el del colon hacia la preparación y crecimiento del útero. Este proceso puede llevar al estreñimiento porque los intestinos se mueven con menor frecuencia. Puedes evitarlo comiendo alimentos ricos en fibra, tomando bastante agua y haciendo ejercicio suave como caminar un poco todos los días.